A partir de 1637 la paleta de Moillon se vuelve mucho más rica.
Sutil claroscuro que reproduce una gran variedad de verdes de alcachofas y espárragos cuyas hojas adquieren una importante función decorativa a la vez que contribuyen a la composición en arco de la escena.
Probablemente esta pintura no tenga ningún significado alegórico, sin embargo están presentes algunos alimentos que colocados en la misma escena hacían referencia a la elección entre el bien y el mal.
Los albaricoques, ciruelas y espárragos son símbolos del placer de los sentidos; frente a las fresas, símbolo de la Resurrección y las cerezas, símbolo de la sangre roja de Cristo.