¡Hola!
Suelo venir a este museo a menudo... Sí, a... "ESCUCHAR LOS CUADROS"...
¿Que los cuadros se ven y no se escuchan? ¡Ah! Eso creía yo antes. Hasta que un día, mi amigo Mateo me contó algo extraño que le ocurrió en esta misma sala.
A mi amigo Mateo no le gustaban demasiado los museos...
Mi amigo Mateo me contó...
- "Mateo, prepárate, que te voy a llevar a un sitio muy especial...
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¿Al circo? ¿Al parque de atracciones? ¿A la isla mágica? ¿A comer patatas a Las bravas?
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¡Al museo!
Puaaaaj. Abuelaaaaa
Me dormía... Y no sé si fue en sueños, cuando apareció este caballo... ¿un caballo azul?
Al parecer se había escapado de un cuadro, y podía llevarme a donde yo quisiera... ¿Al parque de atracciones, por ejemplo? ¿A las selvas de la India, a ver los tigres de bengala...? Puede ser, sube... Y yo monté a lomos de ese caballo y comenzamos a cabalgar de cuadro en cuadro...
¡No! Él conocía todos los mundos e historias que se esconden en los cuadros...
¿Historias en los cuadros? - dijo Mateo-
- Sí, respondió el caballo... Nada es lo que parece, si conoces las historias que los cuadros esconden. Por ejemplo... ¿Qué ves ahí?
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Un arlequín...
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Está cantando, parece.
Sí, eso parece. Canta una triste canción... (Canción) Sin embargo, yo sé que este arlequín no es un simple arlequín. -
¿Por qué está triste? - le pregunté, después de fijarme un poco.
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¿Lo ves como hay que conocer las historias de los cuadros? -El caballo dio un pequeño relincho, hizo una cabriola que pareció más bien un remolino de cielo, y saltó a uno de los cuadros. Yo le perdí de vista...
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¡Eh!, caballo, caballo, ¿dónde estás?