Maestros modernos. Profesores. Obras 4. |
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Paul Cézanne
Retrato de un campesino, 1901-1906 Óleo sobre lienzo 65 x 54 cm. Sala 33 Esta obra es un claro ejemplo de la intención de Paul Cézanne (1839 1906) de "hacer del impresionismo algo sólido y duradero, como el arte de los museos". Este artista postimpresionista, al contrario que los artistas inmediatamente anteriores, evita la disolución de la línea, el contorno o el volumen por la acción de la luz y en lugar de plasmar la fragilidad del instante, busca la solidez de la arquitectura en sus obras. Dicho carácter arquitectónico queda de manifiesto debido a la ausencia de movimiento y a la estructuración de la obra en base a un esquema geométrico. Cézanne no busca, como sus amigos impresionistas, representar la realidad tal y como la ve, sino reflexionar sobre su estructura partiendo de las sensaciones visuales. No quiere reproducir la realidad, quiere investigar sobre ella para crear una nueva. De ello se deduce que para él la pintura es en sí misma una realidad, algo así como un mundo paralelo, y con ello abre un amplio abanico de posibilidades a las vanguardias del siglo XX. El desconocido personaje que aparece en esta obra está tratado como un elemento más del paisaje y se integra en él; a ello contribuye la reducida paleta del artista que hace que se repitan los mismos colores en el personaje y en los elementos del fondo. Los volúmenes están marcados por gruesos trazos oscuros que los reducen a figuras geométricas elementales, especialmente cilindros. Las superficies de estos volúmenes se descomponen en múltiples manchas de color que se adelantan a los puntos de vista simultáneos de los cubistas y al uso que éstos van a hacer del color. En esta época no sólo los artistas cuestionan la realidad de lo tangible: durante estos años Albert Einstein desarrolla su teoría de la Relatividad. |
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