Maestros antiguos. Profesores. Obras 10. |
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Jean-Baptist-Simeon Chardin
Bodegón con gato y raya ("el gato goloso de ostras"), c. 1728 Óleo sobre lienzo 79,5 x 63 cm. Sala 28 Esta obra fue realizada el mismo año en el que su autor, Chardin (1699 1779), fue admitido en la Academia Real francesa. Se trata de una obra de juventud en la que ya es apreciable el influjo que sobre su obra van a ejercer las pinturas flamenca y holandesa. Se trata de un sencillo bodegón, de gran colorido y armonía cromática, en el que aparecen objetos de la vida cotidiana presentados en un interior doméstico. El único elemento con vida es el gato que alarga la zarpa para alcanzar unas ostras que están sobre una mesa, en ella reposan también una jarra, una hogaza de pan, un cuchillo y una bandeja o fuente apoyada en la pared. Sobre la mesa cuelga de un gancho un pez raya. En el Museo se puede admirar otra obra del mismo autor, que forma pareja con ésta, titulada Bodegón con gato y pescado ("el ladrón con buena fortuna"). Este tipo de obras le valieron al artista la nominación en la Academia de "pintor de frutas y animales". En una época en la que el arte plasmaba la vida placentera, sensual y desenfadada de las clases privilegiadas, Chardin optó por una temática más acorde al gusto de la nueva burguesía, de la que procedía el artista, en la que la realidad se mostraba de manera desconcertante para el público de la época. El gusto por una pintura más sobria que la rococó de Watteau o Boucher por parte de los burgueses les hace demandar escenas de interior, en numerosas ocasiones con intención didáctica y moralizante. Lo curioso de la cuestión es que, a pesar de ser obras que se apartaban de las modas y del gusto imperante, los principales clientes de este artista no eran burgueses, sino aristócratas. Por su parte la crítica no apreciaba la temática, pero sí la factura exacta y la armonía cromática que podemos observar en esta obra. El enciclopedista y crítico de arte Diderot fue uno de sus grandes defensores y dijo de su pintura que "es la verdad, la propia naturaleza; los objetos salen de la tela con una veracidad que engaña a los ojos". Más tarde se convertiría en uno de los artistas más apreciados por los reformadores republicanos franceses. |
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