Se evoca la lejana frontera del oeste donde se encontraban las Grandes Llanuras, un vasto territorio desolado. Ranney consigue con la conjunción de la luz del ocaso y la extensión de la llanura bajo los pies de los exploradores la elocuente grandiosidad de un hecho y un paisaje sublimes.
Las obras de Ranney obtuvieron un gran favor popular que se debió a los “tipos” que aparecían en sus cuadros, hombres corrientes que se adecuaban a los gustos democráticos del momento y que, además, eran protagonistas de momentos históricos.
Los exploradores contemplan las hogueras de un campamento indio en las llanuras.