El arco iris, otoño, Catskills

La factura de su obra es abocetada, de pincelada muy suelta y libre, a diferencia de la alta definición del paisaje norteamericano del siglo XIX.

A Whittredge le interesó fundamentalmente la captación del ambiente inherente a un paisaje y la descripción tonal de su atmósfera. Los tonos rojizos y verdosos del otoño en Nueva Inglaterra se acentúan tras la lluvia.

En el cielo plomizo que se va despejando tras el chaparrón otoñal se ve que la factura del celaje sigue siendo abocetada pero esta vez con una pincelada más ancha.

El motivo de las aves acuáticas en el centro de la composición es un motivo recurrente en los paisaje de Whittredge.