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PINTURA EUROPEA DE VISTAS DE LOS SIGLOS XVIII Y XIX Y GABINETE DE PINTURA COLONIAL
BRUNIAS, Agostino ((¿) c. 1730 - Dominica, c. 1796)
Tres lavanderas antillanas en un río
c. 1770-1780
Óleo sobre lienzo, 30,5 x 22,9 cm

Colección Carmen Thyssen-Bornemisza

Los cuadros costumbristas antillanos de A. Brunias se ordenan frecuentemente formando parejas o series, y así han aparecido en el mercado de arte. E. T. Hamy, coleccionista de grabado etnográfico y de pinturas y estampas de Brunias a quien debemos los primeros estudios sobre el pintor, observó la correspondencia entre imágenes que hacen pendant y la propia edición de estampas ejecutadas a partir de sus cuadros formando serie, como ocurre con los grabados que publicó en Londres en 1779 y 1780, confiere verosimilitud a esta tesis. Además, buena parte de sus pinturas son de pequeñas dimensiones y mantienen un mismo formato, con lo que su destino debió ser formar parejas o conjuntos decorativos en mansiones coloniales y metropolitanas. Una de las primeras colecciones de obras de Brunias de la que se tiene constancia fue la de William Young, hijo del gobernador de Dominica y después él mismo gobernador de Tobago, que poseyó una serie de ocho cuadros con escenas de costumbres. Éstos fueron subastados en la sala Peter Coxe de Londres el 20 de mayo de 1802. Las seis obras objeto de este artículo no son una serie original, aunque cuatro pertenecieron a una misma colección, la del conde de Rosebery, Mujer criolla y criadas, Tres lavanderas antillanas en un río, Mujeres antillanas delante de una choza y Dos mujeres antillanas viniendo del mercado. También Mujeres antillanas en un interior, San Vicente formó parte de un conjunto de seis tableautins de Brunias que perteneció a la Colección Dudley Wood.

En la producción de Brunias es frecuente el uso del pequeño formato vertical que tienen todas las obras de este grupo. Es más, las escenas en ellos representadas poseen carácter tipológico, de modo que de un repertorio relativamente limitado de temas y figuras, todos ellos pertenecientes a la idiosincrasia colonial caribeña, encontramos numerosas variantes. El Fogg Museum de Boston, pongamos por caso, conserva una pareja de obras de Brunias, Mulata comprando fruta a una joven negra y Bañistas negras, que guardan una estrecha relación temática y compositiva con los cuadros de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza Tres lavanderas antillanas en un río y Dos mujeres antillanas viniendo del mercado. Otra escena parangonable de bañistas es la que se subastó en Christie’s, Londres, en abril de 1977, Lavanderas caribeñas en un paisaje fluvial.

Aparte de que el repertorio de escenas de costumbres esté limitado en la obra de Brunias a una serie de temas recurrentes, se percibe en su trabajo una clara voluntad de caracterizar los diversos tipos humanos, en función de su raza y de sus cometidos. Su pintura nos ofrece un abigarrado muestrario de tipos raciales, con hábitos, posición social, ropas y tocados diversos. Es éste un aspecto importante del interés de Brunias por la tipificación, susceptible de ser comparado con lo que en una fecha inmediatamente anterior hacía Miguel Cabrera en México con los cuadros en que trataba los mestizajes raciales. Un factor distintivo de estas pinturas de Brunias es la equilibrada relación entre esa diversidad de estamentos que reúnen sus cuadros. Es más, no es sino el énfasis que coloca en la equidad de lo humano entre la gente de diverso color y la atención por la verdadera fisonomía y consiguiente dignificación de los siervos y esclavos, lo que pudo llevar a Hamy a decir que en Brunias «los tipos de negros y negritud, atentamente observados por él, son reproducidos con una exactitud casi científica». La valoración de Hamy es incierta, puesto que no hay individualización alguna de los personajes retratados, pero sí, una clara voluntad de establecer diferenciaciones tipológicas sin deformaciones, y, en consecuencia, una caracterización objetiva de las razas de color. Comoquiera que además el pintor hace uso de sus saberes como artista educado en el estudio de la tradición clasicista y representa frecuentemente sus personajes, no importa cuál sea su estamento, en posturas propias del lenguaje visual clásico, introduce una dignificación añadida en la figuración de los siervos. Esta idealizada pintura de costumbres coloniales se granjeó llamativamente prestigio como iconografía antiesclavista. El propio Hamy observó cómo las representaciones de gentes de color hechas por Brunias contaron con una importante estela en la propaganda en favor de la manumisión en la época revolucionaria. El Cooper-Hewitt National Design Museum de Nueva York conserva cinco botones de una chaqueta del líder de la rebelión antiesclavista haitiana y gobernador de la colonia francesa bajo el régimen revolucionario entre 1796 y 1802, F. D. Toussaint Louverture, que procede mencionar. Los botones están decorados con pinturas en miniatura que reproducen cuadros de Brunias.

Javier Arnaldo




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