VAN DYCK, Anton (Amberes, 1599 - Londres, 1641)
Séptimo hijo de Franchois van Dyck y Maria Cuypers, Anton van Dyck ingresó con tan sólo diez años en el taller del pintor manierista Hendrik van Balen, colaborador de Jan Brueghel el Viejo. Hacia 1616-1618 abrió su propio estudio con dos ayudantes, y en 1618 fue nombrado maestro del gremio de San Lucas. No se sabe exactamente cuándo ni en qué términos ingresó en el taller de Rubens, pero los documentos atestiguan que trabajó para el maestro flamenco entre 1618 y 1620.
A fines de 1620, ya famoso por entonces por ser el discípulo más aventajado de Rubens, Van Dyck marchó a Londres, donde pintó al servició del rey Jaime I. Al año siguiente regresó a Amberes. De allí, siguiendo el ejemplo de Rubens, partió hacia Italia en octubre de 1621. Tras permanecer por algún tiempo en Génova, se alojó en Roma en 1622. Entre 1622 y 1623 visitó Venecia, Mantua, Milán, Turín, Florencia y Bolonia, volviendo primero a Roma y luego a Génova. En la primavera de 1624, a petición del virrey de Sicilia, Emmanuel-Philibert de Savoya, se alojó en Palermo. La plaga que asoló la ciudad y que acabó con la vida del virrey aquel mismo año, le impulsó a abandonar la isla en fecha temprana. En 1625 visitó Marsella y aún pasó un par de años en Génova, donde retrató a miembros de prósperas familias de la ciudad.
Van Dyck regresó a Amberes a finales de 1627. Un año más tarde recibió una cadena de oro tasada en 750 florines, por un retrato de la archiduquesa Isabel Clara Eugenia. Ante la inminente vuelta de Rubens a Amberes —por entonces en Madrid, en misión diplomática— Van Dyck tanteó su acogida en Inglaterra, enviando al joven rey Carlos I el cuadro Rinaldo y Armida (1629). No obstante, su marcha a Londres se habría de posponer varios años. En 1630 fue nombrado pintor de la corte de la archiduquesa Isabel Clara Eugenia. Asimismo, aquel año consta que poseía una espléndida colección de pinturas, incluyendo diecinueve obras de Tiziano. Afamado ya por entonces, Van Dyck pintó en 1631 sendos retratos de María de Médicis y de su hijo Gastón, duque de Orleáns, a su paso por Amberes. Durante el invierno de 1631-1632, residió en La Haya, donde trabajó en la corte del príncipe y la princesa de Orange.
En 1632 Van Dyck viajó nuevamente a Londres, siendo nombrado al poco tiempo de su llegada caballero y primer pintor de la corte de Carlos I. Durante los años 1632-1633 pintó al rey y a la reina en varias ocasiones, así como a diversos miembros de la corte de los Estuardo. En 1634, de nuevo en Amberes, fue elegido deán honorario del gremio de pintores de San Lucas. Van Dyck retornó a Londres en 1635 pintando, entre otras obras, un retrato del rey en tres posiciones para servir de guía al escultor Bernini. Van Dyck habría de permanecer en Inglaterra varios años, donde contrajo matrimonio con Mary Ruthven, dama de compañía de la reina, en 1639. No obstante, desavenencias de gusto, así como económicas, con Carlos I, le hicieron fijar su atención en el continente. En 1640, a la muerte de Rubens, volvió a Amberes. Su llegada coincidió con la publicación de la primera edición de grabados de sus más famosos retratos de príncipes y hombres de estado, filósofos y artistas, llevada a cabo por Martin van Enden. Solicitado para terminar los lienzos de la Torre de la Parada, de Madrid, dejados inacabados por Rubens, Van Dyck rehusó el encargo por considerarlo inadecuado con su categoría artística. A fines de año, por contra, marchó a París para conseguir el encargo de la decoración la Grande Galerie del Louvre, finalmente asignado a Nicolas Poussin. Tras este duro revés, retornó a Londres en 1641, cayendo gravemente enfermo. Van Dyck viajó aún a Amberes y París —donde tuvo que renunciar, por problemas de salud, al encargo de retratar al cardenal Richelieu—, antes de su muerte, ocurrida en Londres, el 9 de diciembre de 1941.
Juan Á. López-Manzanares
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