PINTURA AMERICANA DEL SIGLO XIX
BIERSTADT, Albert (Solingen, 1830 - Nueva York, 1902)
Calle en Nassau
c. 1877-1880
Óleo/papel pegado a lienzo sobre Cartulina sobre lienzo, 35,5 x 48,3 cm
Colección Carmen Thyssen-Bornemisza
Aunque a Albert Bierstadt se le considera justificadamente como uno de los mejores paisajistas del oeste norteamericano, se suele prestar escasa atención a la maestría con que pinta otras regiones, tanto en América del Norte como en otros países. Fuera de Estados Unidos, en los primeros tiempos de su carrera Bierstadt pintó paisajes en Alemania e Italia y posteriormente plasmó los espectaculares escenarios naturales de Suiza y Canadá. Además ejecutó una serie de obras, reducida pero enormemente interesante, sobre las Bahamas, a donde viajó a finales de la década de 1870, pues desde 1876 su esposa Rosalie, enferma tísica crónica, solía pasar allí la mayor parte del año.
Bierstadt no es el primer pintor norteamericano que pinta estas islas. Parece ser que el primer artista profesional que las visitó y las pintó fue Louis Comfort Tiffany que, en 1869, estuvo en Nassau y que posteriormente, entre 1870 y 1872, expuso sus paisajes de las Bahamas en Nueva York, Brooklyn, Chicago y Pittsburgh. El ilustrador Walter Yeager ejecutó una serie de bocetos que acompañaban la colección de artículos sobre las Bahamas titulada «The Land of Sunshine» («Tierra del sol») que se publicó en el Illustrated Newspaper de Frank Leslie. Bierstadt y Winslow Homer, que viajaron a las Bahamas en dos ocasiones en los inviernos de 1884-1885 y de 1898-1899, en ambos casos con estancias de tres meses aproximadamente, son los pintores más famosos que trabajan en las islas durante las tres últimas décadas del siglo.
Aunque su mujer estuvo en Nassau casi todos los años durante casi dos décadas, a veces acompañada por su hermana Esther Osborne, las estancias de Bierstadt están peor documentadas y su correspondencia con Rosalie confirma su actividad en otros lugares durante gran parte del tiempo que ella pasaba en las Bahamas. No cabe duda de que el artista la visitó allí ya en abril de 1877 y de que pasó un mes en Nassau desde mediados de marzo hasta finales de abril de 1878. Se sabe que regresó mucho más tarde, en 1892, pero teniendo en cuenta los demás viajes y compromisos del artista, es posible que estas visitas fueran las principales y tal vez las únicas. Bierstadt ejecutó al menos un paisaje monumental de las Bahamas, Costa del mar turquesa (Manoogian Collection), que terminó a principios de 1878. Además pintó una serie de paisajes de pequeño formato, entre otros una composición panorámica desde un punto de vista elevado titulada Vista de Nassau, Bahamas (que otrora perteneció a la Alexander Gallery de Nueva York). También han llegado hasta nuestros días varios estudios al óleo terminados, pintados en Nassau; no llevan fecha, por lo que pueden haber sido ejecutados durante cualquiera de sus viajes a las Bahamas. Ya en el otoño de 1877, una persona que acudió a su estudio de Nueva York refería que había visto allí una Vista del faro de Nassau y otras escenas de las Bahamas. Aunque en cierta medida recuerdan los apuntes al óleo que Bierstadt había hecho en el sur de Italia y en la costa de Capri a finales de la década de 1850, estas composiciones difieren sustancialmente de la mayoría de las obras del artista. En lugar de su preocupación por lo sublime de la naturaleza, Bierstadt estudia y capta el aspecto de la ciudad y del paisaje de Nassau y las múltiples actividades de sus habitantes, que reproduce en brillantes colores, bañados por la cálida luz del sol.
En uno de estos cuadros, el titulado Puerto de Nassau (San Francisco, Fine Arts Museum), se ve a unos muchachos en la playa, uno con un caballito, y en el puerto una serie de naves, tanto de vapor como de vela, desde barcos de pesca y para pescar esponjas hasta grandes barcos de vapor. La obra que aquí comentamos, Calle de Nassau, es un complemento de la escena del puerto; se trata de una vista del interior en la que un camino largo y recto conduce la mirada del espectador hasta un punto muy distante.
En Calle de Nassau vemos a un buen número de personajes a lo largo de un camino bordeado de árboles, situados en el lado que está en sombra y con las cabezas cubiertas para protegerse del sol. De hecho, es posible que la escena se pueda identificar concretamente como la carretera entre Nassau y Grantstown, la más poblada de las dos comunidades periféricas en las que residía la población negra. El 6 de julio de 1878, Mrs. Lesley describe esta carretera, que tenía un par de millas de longitud, en los siguientes términos: «Es una calle larga, tan recta y llana que la mirada abarca durante una milla o más hasta que convergen las dos filas de ondulantes palmeras y plataneros que la bordean, creando un panorama precioso». Se diría que Bierstadt contrasta el sólido muro de piedra del primer plano a la izquierda, en el que se abre una entrada con pilares, perteneciente sin duda a la vivienda de una plantación de blancos, con las casitas que se ven a lo lejos, donde viviría la población negra representada en término medio. Pero aunque esto inevitablemente supone el contraste económico entre los acaudalados propietarios de la tierra y la población isleña negra, el pintor no insiste sobre las diferencias sociales. Por el contrario, se centra en el entorno natural, acentuando la cálida y clara luz del sol que se refleja en la carretera contrastándola con los suaves dibujos de las sombras que proyectan los árboles. Estamos ante una escena atractiva, en la que la cinta de la carretera y las algodonosas nubes crean un clima de letárgico agrado que nada tiene que ver la acción de la vista del puerto de Nassau, que sería casi su pendant opuesto, aunque la luz, el aire y el caluroso ambiente estival son temas primordiales que comparten ambas composiciones.
Es posible que Calle de Nassau se mostrara en público en Nassau en diciembre de 1885, en la First Loan Exhibition, que se celebró en las Bahamas y que tal vez fuera la primera exposición de este tipo en todas las Indias occidentales, a juzgar por el artículo publicado el 2 de diciembre en The Nassau Guardian and Bahama Islands’ Advocate and Intelligencer. Aunque no se conoce el catálogo de la exposición, el periódico destaca específicamente «para los amantes del arte, los exquisitos apuntes de Mr. Bierstadt, que tan amablemente ha prestado Mrs. Bierstadt, a la que nuevamente damos la bienvenida a nuestras playas». Aparte de esto, y a excepción de Costa del mar turquesa y algunas variantes de esta obra, parece ser que Bierstadt sólo expuso sus composiciones sobre las Bahamas en contadas ocasiones. Pero según van apareciendo otros estudios al óleo sobre las Bahamas, si alcanzan la calidad de Calle de Nassau y reflejan la belleza natural del paisaje tal y como está plasmado en esta obra, sin duda pondrán de manifiesto un aspecto de la obra de este eminente artista que merece mayor reconocimiento.
William H. Gerdts
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