Tomàs Llorens Conservador Jefe del Museo Thyssen-Bornemisza La Colección Carmen Thyssen-Bornemisza nació como una continuación natural de la Colección Thyssen-Bornemisza que, desde 1992, se custodia en el Museo del mismo nombre en Madrid. Su origen puede situarse hacia mediados de los años 1980, en el período en el que el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza estaba formalizando un acuerdo con sus hijos para evitar la dispersión futura de la colección que su padre había iniciado en las primeras décadas del siglo xx y él mismo había aumentado considerablemente. El conjunto principal de la colección histórica fue entonces encomendado a un trust que debía velar por su futuro. Para garantizar esa tarea dicho trust inició una serie de negociaciones con gobiernos e instituciones de diversos países, entre ellos, en 1986, con el gobierno español. Con éste se firmó en 1988 un primer acuerdo para la creación del futuro Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, acuerdo que culminó en 1993 con la adquisición definitiva de la Colección para el Reino de España. Mientras tanto, el barón y la baronesa siguieron adquiriendo pinturas y con ello se produjo una separación en el seno de la Colección entre los cuadros adquiridos antes y después de la creación del trust. Estos últimos, adquiridos en principio para el disfrute privado de los barones, quedaron adscritos a sus herederos, entre ellos a la propia baronesa. Fue éste el núcleo inicial de lo que iba a conocerse con el nombre de Colección Carmen Thyssen-Bornemisza. La Colección contaba así de partida con un grupo notable de obras entre las que se encontraban algunas de grandísimo relieve, como, por ejemplo, el cuadro de Constable La esclusa, una de las principales obras maestras del pintor inglés. Este cuadro, adquirido en el mercado británico en 1991 y depositado temporalmente por los barones en el Victoria and Albert Museum se incorporó al nuevo Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, también en calidad de préstamo, en el momento de su apertura en 1992. En el mismo núcleo inicial figuraban también otras pinturas, como Idas y venidas de Gauguin, que habían sido destinadas inicialmente por los barones a su residencia privada, pero que, pasado el tiempo, acabaron siendo cedidas en préstamo al Museo. Fue en el Museo donde tuvo lugar en 1996 la primera presentación pública de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza como tal. Se trataba de una presentación parcial, porque en la primera mitad de los años noventa la colección había crecido tanto, gracias al impulso de la baronesa, que resultaba imposible contenerla dentro de los límites de una exposición temporal. Con el título De Canaletto a Kandinsky se reunió una selección de obras con la que se intentaba señalar las principales líneas temáticas que orientaban los intereses pictóricos de los barones. Siguiendo una pauta poco habitual en el coleccionismo moderno, pero imbricada en la tradición familiar, estos intereses eran selectivos en cuanto a la calidad de las obras, pero muy amplios en cuanto a su marco cronológico e historiográfico. Así, dentro de la cronología marcada por el propio título, en De Canaletto a Kandinsky podían verse muestras de núcleos historiográficos tan diversos como el vedutismo del siglo xviii, el paisajismo naturalista del xix, el Impresionismo, el Postimpresionismo y las primeras vanguardias del siglo xx. Siguiendo el ejemplo de la colección histórica, la nueva Colección Carmen Thyssen-Bornemisza tuvo desde sus comienzos una extraordinaria vocación viajera. Inmediatamente después de la clausura de la exposición de 1996 en el Museo de Madrid, una selección diferente, que reunía 63 obras, se presentó en China. Dio ocasión para ello la apertura del hoy célebre Museo de Shanghai, que acogió la muestra haciéndola coincidir con la inauguración de su sede. En los primeros meses de 1997 la pequinesa Galería Nacional de Arte de China presentó la misma exposición. Era sólo el comienzo de una serie de 28 exposiciones diferentes que, entre 1996 y 2004 han permitido al público de ciudades tan distintas entre sí como Bilbao, Roma, Santiago de Compostela, Nueva York, Lugano, Barcelona, Málaga, Valencia, Tokio, México, Bruselas o Bonn admirar las pinturas de la Colección. Fueron concebidas en su mayoría como exposiciones temáticas, ya que esto permitía mostrar diversos aspectos de la Colección, al tiempo que ésta seguía creciendo rápidamente con la adquisición de nuevas obras. Algunas de las exposiciones realizadas, como la que tuvo lugar en Lugano en 1997 con motivo del 60 aniversario de la apertura de la Galería de Pinturas de Villa Favorita, presentaron un amplio espectro de obras maestras de la Colección. Coetáneamente se expuso otra selección de obras maestras de la Colección titulada The Spirit of the Place en la Frick Collection de Nueva York. Y una voluntad similar tuvo también la muestra que pudo verse en el Museo Metropolitano de Tokio y en otras tres ciudades japonesas en 1998. Pero, como indicaba antes, en su mayor parte las exposiciones que han dado a conocer la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza se ocuparon de temas histórico-artísticos específicos. La pintura de vedute, por la que la Colección demuestra una especial estima, fue objeto de una muestra monográfica que se hospedó en el Monasterio de Pedralbes de Barcelona entre diciembre de 1997 y abril de 1998. En 1999 se celebró otra importante exposición en el Centro Galego de Arte Contemporánea de Santiago de Compostela, que tomaba por tema la pintura francesa de finales del siglo xix y del cambio de siglo, otro episodio de la historia del arte generosamente representado en la Colección. Las exposiciones temporales proporcionaron felizmente la posibilidad de tratar muchos otros aspectos del coleccionismo de la baronesa Thyssen-Bornemisza. Cabe destacar, por ejemplo, además de las mencionadas, la exposición que se dedicó a la pintura de comienzos del siglo xx en la Colección, inaugurada en el Instituto Valenciano de Arte Moderno en abril de 2000, la muestra centrada en obras de maestros antiguos que acogió el Museo de Bellas Artes de Castellón en 2001 y la abierta ese mismo año en la Ausstellungshalle de Bonn Paisajes de Brueghel a Kandinsky, exhibición que se concibió como un homenaje al barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza y que realizaba un espléndido recorrido a través la historia de la pintura de paisaje, género por el cual manifiesta una particular preferencia la Colección. Ésta cosechó un nuevo éxito internacional en la primavera de 2002, cuando la Fondazione Memmo acogió en Roma otra selección de obras de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en la que, bajo el título El triunfo del color, se atendía a la determinante transformación que experimentó la pintura moderna entre las manifestaciones del Impresionismo y la pintura fauve. Lamentablemente coincidió con la celebración de esta muestra el fallecimiento del barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza, ocurrido el 27 de abril de 2002. Pese a su rápido crecimiento la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza se ha mantenido coherentemente dentro del perfil historiográfico que anunciaba ya su primera exposición de 1996. Este perfil no es otro que el que le corresponde como continuación natural de la colección histórica constituida a lo largo del siglo xx por la familia Thyssen-Bornemisza. Sus núcleos principales son la pintura holandesa del siglo xvii, el vedutismo del siglo xviii, el paisajismo naturalista del siglo xix, tanto francés como norteamericano, el Impresionismo, el Postimpresionismo y las primeras vanguardias del siglo xx, con especial énfasis en la pintura del Expresionismo alemán, ofreciendo así al público la posibilidad de disfrutar de unos capítulos de la historia de la pintura escasamente representados en otras colecciones españolas. Al lado de esta amplia colección internacional, la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza se abría también al mismo tiempo a la pintura española del siglo xix y a otras manifestaciones artísticas. Las numerosas adquisiciones que ha realizado la baronesa desde 1994 han puesto de relieve, como queda dicho, una estrecha afinidad entre sus gustos y preferencias y los que habían caracterizado el coleccionismo de su marido. Pero la continuidad y la coherencia en relación a esos criterios le ha llevado no ya únicamente a reforzar algunos de los capítulos de la historia del arte mejor representados en la colección histórica, sino también a ahondar en episodios que, como el de la pintura postimpresionista, no tenían una presencia tan notoria en aquélla. A esta voluntad se añade la que deriva del afecto por la pintura española del siglo xix y comienzos del xx, con la que asimismo se ha enriquecido la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza paulatinamente a lo largo de esta última década. Esta vertiente de la Colección no está contemplada salvo de manera muy esporádica en el presente catálogo. Responde a un afán coleccionista que merece una consideración propia y un tratamiento museográfico específico. Desde 1998 se han celebrado diversas exposiciones que trataron aspectos concretos de la colección de pintura española, como, por ejemplo, la que se pudo disfrutar en el Palacio de Sástago de Zaragoza aquel mismo año o la inmediatamente posterior, dedicada a Fortuny y la pintura preciosista española, que tuvo lugar en el Museo Civico Castello Ursino de Catania y en la Academia Española de Roma. El propio Museo Thyssen-Bornemisza ha programado en 2004 dos exposiciones temporales destinadas a ahondar en el conocimiento de esta sección de la Colección: La pintura catalana del Naturalismo al Novecentismo y Pintura andaluza en la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza. La complementariedad de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza respecto de la colección histórica de la familia adquirida en 1993, sugirió pronto la conveniencia de consolidar las relaciones estrechas que desde sus comienzos la han vinculado con el Museo, proyecto que, dada la amplitud de la Colección, requería una ampliación del Palacio Villahermosa. Así, el año 1999 el entonces Ministro de Educación y Cultura, y presidente del Patronato del Museo, don Mariano Rajoy, hacia público el proyecto de ampliar el edificio del Museo y el acuerdo alcanzado con la baronesa Thyssen-Bornemisza de depositar su colección en el mismo durante un período de once años. Concluidas ya las obras de la ampliación, la presente publicación se ofrece al público con motivo de la primera presentación pública completa y estable de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza. |